Fractura Ósea Patológica
Aspectos Clínicos, Diagnóstico y Clasificación
En nuestra experiencia dedicada al estudio y tratamiento de pacientes con enfermedades óseas, nos hemos topado repetidamente con casos de fracturas que, a su vez, ocultaban condiciones patológicas subyacentes no diagnosticadas previamente. La designación simplificada de “fractura patológica” puede resultar inapropiada, ya que toda fractura es, de hecho, un proceso patológico. En este sentido, resulta más adecuado utilizar la terminología “fractura ósea patológica”, que suele asociarse a neoplasias, ya sean primarias o metastásicas.
Los procesos patológicos que pueden culminar en fracturas son variados y van desde displasias óseas hasta trastornos circulatorios, pasando por cambios degenerativos, inflamatorios, infecciosos o neoplásicos. Para un diagnóstico preciso es fundamental considerar los aspectos clínicos del paciente, el mecanismo de fractura, los resultados de los exámenes de imagen, las pruebas de laboratorio y los hallazgos anatomopatológicos.
Las fracturas óseas que enmascaran condiciones patológicas subyacentes pueden dar lugar a intervenciones ortopédicas inadecuadas, lo que destaca la importancia de un enfoque diagnóstico meticuloso.
Clasificaremos de forma didáctica, dentro de los cinco capítulos de Patología General, las diversas alteraciones óseas subyacentes:
- Displasias óseas: estos cambios abarcan trastornos congénitos o hereditarios que afectan la morfología ósea, lo que puede resultar en deformidades y/o fracturas. Destacamos, entre otras, la osteogénesis imperfecta, la osteopetrosis y la displasia fibrosa, cada una con sus características clínicas y radiológicas distintas.
- Cambios metabólicos: el equilibrio entre los procesos de formación y resorción ósea es fundamental para mantener la estructura ósea. Trastornos como la osteoporosis, la osteomalacia y el hiperparatiroidismo pueden provocar una disminución de la densidad ósea, aumentando el riesgo de fracturas.
- Enfermedades Degenerativas: Incluyen afecciones como la histiocitosis de células de Langerhans y la lipidosis, que pueden comprometer la estructura e integridad de los huesos, predisponiendo a la aparición de fracturas.
- Trastornos circulatorios: la enfermedad de Paget es un ejemplo significativo, caracterizada por una remodelación ósea anormal debido a trastornos circulatorios intraóseos, que pueden resultar en fracturas espontáneas o debido a un traumatismo leve.
- Discrasias sanguíneas: en casos raros, los trastornos sanguíneos como la leucemia o la anemia hemolítica pueden provocar infartos óseos extensos, aumentando el riesgo de fracturas en huesos patológicos.
En resumen, comprender la relación entre las fracturas y las condiciones patológicas subyacentes es crucial para garantizar un enfoque terapéutico adecuado y minimizar las complicaciones. Un diagnóstico preciso y una clasificación adecuada de las afecciones subyacentes son fundamentales para guiar el tratamiento y mejorar los resultados clínicos de los pacientes.
Autor: Profr. Dr. Pedro Péricles Ribeiro Baptista
Oncocirugía Ortopédica en el Instituto Oncológico Dr. Arnaldo Vieira de Carvalho
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