Esta biblioteca digital alberga el libro sobre Oncología y Oncocirugía Ortopédica.

Incluye clases académicas, conferencias impartidas en congresos nacionales e internacionales, trabajos publicados, discusiones de casos, procedimientos quirúrgicos realizados y técnicas propias desarrolladas.

Se eligió el formato digital porque la web permite la inclusión de textos con numerosos recursos visuales, como imágenes y videos, que no serían posibles en un libro impreso.

El contenido está destinado a estudiantes, profesionales de la salud y al público en general interesado en el área.

Referencias bibliográficas

Tumor de Células Gigantes

Tumor de células gigantes

Tumor de células gigantes

Características, Diagnóstico y Tratamiento

El tumor de células gigantes, también conocido como TGC, es una neoplasia mesenquimatosa que se caracteriza por la proliferación de grandes células multinucleadas, llamadas gigantocitos. Estas células se parecen a los osteoclastos y se encuentran dentro de un estroma de células mononucleadas. Debido a su peculiar morfología histológica, el diagnóstico preciso suele requerir un análisis exhaustivo del cuadro clínico y radiográfico para evitar confusiones con otros procesos patológicos.

La principal manifestación de un tumor de células gigantes es el dolor local intermitente, a menudo acompañado de un aumento de volumen en la región afectada y restricción de los movimientos de las articulaciones adyacentes. El período de evolución varía de 6 a 12 meses, dependiendo del hueso afectado, siendo común el reporte de traumatismo como desencadenante inicial de los síntomas.

Este tipo de tumor suele afectar a un solo hueso, principalmente huesos largos como el fémur, la tibia, el húmero y el radio. Sin embargo, en casos más raros, puede ocurrir en huesos del esqueleto axial, con predilección por el sacro. La incidencia es más común entre la tercera y cuarta décadas de la vida, afectando a ambos sexos por igual.

Radiográficamente, el TGC se presenta como una lesión epifisaria caracterizada por rarefacción ósea, inicialmente excéntrica y posteriormente comprometiendo la corteza. La confirmación diagnóstica se obtiene mediante análisis histológico, que revela la presencia de células gigantes multinucleadas y estroma de células fusiformes.

El tratamiento de los tumores de células gigantes está bien establecido y apunta a la resección segmentaria de la lesión, siempre que sea posible, garantizando márgenes de seguridad tanto para el hueso como para los tejidos blandos. En los casos en los que la resección segmentaria no es factible, como en la columna cervical, está indicado el legrado endocavitario seguido de terapia adyuvante. Entre las opciones terapéuticas adyuvantes se encuentran el láser de CO2, el fenol diluido en alcohol al 4%, el nitrógeno líquido y la electrotermia.

La técnica electrotérmica ha demostrado ser eficaz para complementar el curetaje, proporcionando una limpieza más completa de la cavidad tumoral. Después de la electrotermia, se realiza el fresado de la cavidad utilizando instrumentos adecuados, como el taladro lento, para garantizar la eliminación completa de las células tumorales restantes.

El relleno de la cavidad tratada se puede realizar con diferentes materiales, como injerto óseo autólogo, sustitutos óseos o metilmetacrilato, cada uno con sus ventajas e inconvenientes. El seguimiento postratamiento es fundamental para controlar la recurrencia de la enfermedad y garantizar la eficacia del tratamiento realizado.

En resumen, el tumor de células gigantes es una patología compleja que requiere un abordaje multidisciplinar para garantizar el mejor resultado terapéutico y la calidad de vida del paciente. Los avances en las técnicas de diagnóstico y tratamiento han contribuido significativamente a mejorar el pronóstico de estos pacientes, ofreciendo opciones terapéuticas cada vez más efectivas y seguras.

Autor: Profr. Dr. Pedro Péricles Ribeiro Baptista

 Oncocirugía Ortopédica en el Instituto Oncológico Dr. Arnaldo Vieira de Carvalho

Sarcoma de Ewing Diagnóstico e Tratamento

Sarcoma de Ewing Diagnostico y Tratamiento

Sarcoma de Ewing

Diagnostico y tratamiento

Diagnóstico y tratamiento del sarcoma de Ewing. El sarcoma de Ewing es un tumor maligno compuesto por células pequeñas, redondas e indiferenciadas que representa un desafío clínico importante debido a su naturaleza agresiva y rápida diseminación. Este tipo de neoplasia tiene una incidencia máxima en la primera y segunda décadas de la vida, siendo menos común a partir de la tercera década y presenta una proporción de 2:1 entre el sexo masculino y femenino.

Aunque el origen exacto de las células del sarcoma de Ewing ha sido objeto de controversia, estudios recientes sugieren un origen neuroectodérmico. Estos tumores surgen frecuentemente en la región metadiafisaria de los huesos tubulares largos y en la pelvis, y sus características macroscópicas incluyen una lesión ósea de color gris blanquecino y consistencia blanda. Una característica distintiva es la formación de una reacción laminar delgada, que da como resultado una apariencia radiológica de “piel de cebolla” y una gran cantidad de lesión extracortical.

En el examen histológico, el sarcoma de Ewing presenta células pequeñas, redondas y uniformemente distribuidas, similares a los linfocitos, pero de mayor tamaño. La técnica de impregnación con plata revela una escasez de fibras de reticulina, que comúnmente se encuentran solo alrededor de los vasos sanguíneos y en el linfoma. Las manifestaciones clínicas incluyen dolor, hinchazón, hipersensibilidad local y aumento de la velocidad de sedimentación globular, que inicialmente puede parecerse a una osteomielitis.

El diagnóstico diferencial implica la distinción con osteosarcoma, granuloma eosinofílico, rabdomiosarcoma y osteomielitis. El tratamiento adoptado actualmente consiste en politerapia preoperatoria seguida de cirugía de resección de la lesión, complementada con politerapia postoperatoria. La reconstrucción del segmento se puede realizar tras la resección, mediante endoprótesis o soluciones biológicas con injertos óseos autólogos. En niños se pueden utilizar técnicas de autotrasplante de la placa de crecimiento, trasladando la placa del peroné a la tibia o a otras localizaciones como el hombro y la muñeca, en estos casos con la ayuda de la microcirugía.

La evaluación de la respuesta a la quimioterapia preoperatoria es fundamental, ya que tiene valor pronóstico y orienta el tratamiento posterior. Esta valoración se clasifica en grados, en función del porcentaje de necrosis tumoral observado. Con los avances en el tratamiento de quimioterapia, los pacientes han logrado excelentes respuestas y perspectivas de “cura”, lo que ha impulsado el uso de soluciones biológicas en el tratamiento quirúrgico, con el objetivo de evitar complicaciones asociadas a endoprótesis o injertos de banco, cuya durabilidad puede ser limitada.

Por lo tanto, una comprensión integral del sarcoma de Ewing, desde el diagnóstico hasta las opciones terapéuticas, es esencial para brindar la mejor atención posible a los pacientes afectados por esta desafiante neoplasia maligna.

Autor: Profr. Dr. Pedro Péricles Ribeiro Baptista

 Oncocirugía Ortopédica en el Instituto Oncológico Dr. Arnaldo Vieira de Carvalho

Sarcomas em Tecidos Moles

Sarcomas en Tejidos blandos

Sarcomas en tejidos blandos

Introducción:

La cirugía oncológica ortopédica abarca el tratamiento de lesiones musculoesqueléticas, incluidas neoplasias óseas benignas y malignas, lesiones pseudotumorales y neoplasias de tejidos blandos benignas y malignas. El sarcoma de tejidos blandos es una neoplasia maligna derivada del mesodermo, presentándose en tejidos blandos, como músculos, fascias, tendones, etc., diferenciándose de los carcinomas, que tienen origen embrionario en el ectodermo.

Etiología:

La mayoría de los sarcomas de tejidos blandos no tienen una causa definida, pero algunos factores de riesgo están bien descritos, como radioterapia previa, linfedema, síndrome de Li-Fraumeni, neurofibromatosis tipo I, propensión genética individual e infección por VIH.

Incidencia:

Es un tumor raro, que representa aproximadamente el 12% de las neoplasias pediátricas y sólo el 1% de todos los tumores malignos en adultos. En Estados Unidos se estima que cada año se producen 12.000 nuevos casos, lo que provoca alrededor de 4.700 muertes. Alrededor del 60% de los sarcomas de tejidos blandos surgen en las extremidades, predominantemente en el muslo, seguido de la pared torácica y el retroperitoneo.

Clasificación:

La clasificación del sarcoma de tejidos blandos se basa en el subtipo histológico, como liposarcoma, sarcoma sinovial, rabdomiosarcoma, etc. También se utiliza el grado histológico, dividiéndose en Grado 1 (bien diferenciado), Grado 2 (moderadamente diferenciado) y Grado 3 (poco diferenciado).

Cuadro clínico:

El cuadro clínico inicial se caracteriza por un bulto tumoral palpable, muchas veces indoloro, de crecimiento progresivo, principalmente en el muslo. Algunos pacientes pueden experimentar dolor y parestesia debido al efecto compresivo del tumor. La fiebre o la pérdida de peso son síntomas excepcionales.

Puesta en escena:

En el momento del diagnóstico, el sarcoma de tejido blando rara vez metastatiza y ocurre con mayor frecuencia como tumores de gran volumen, profundos a musculares y de alto grado. El patrón de diseminación es principalmente hematógeno, con predominio de metástasis pulmonares.

Exámenes de imágenes:

Los exámenes incluyen radiografía, resonancia magnética, tomografía, PET-CT y gammagrafía. La biopsia está indicada para el diagnóstico histológico y se puede realizar de varias formas, incluida la biopsia percutánea con aguja, la biopsia incisional (quirúrgica), la ecografía o la biopsia guiada por tomografía.

Patología:

El patólogo juega un papel crucial en el diagnóstico, realizando exámenes como la congelación, para asegurar la representatividad de la muestra, y posteriormente el estudio microscópico en parafina, para el diagnóstico histopatológico, así como para determinar el grado histológico del tumor. La inmunohistoquímica es un recurso importante para complementar el estudio de la muestra.

Autor: Profr. Dr. Pedro Péricles Ribeiro Baptista

 Oncocirugía Ortopédica en el Instituto Oncológico Dr. Arnaldo Vieira de Carvalho

Osteossarcoma de Superfície

Osteosarcoma de superficie

Osteosarcoma de superficie

Aspectos Clínicos, Diagnóstico y Tratamiento

El osteosarcoma de superficie, también conocido como paraóstico o yuxtacortical, es una forma específica de este tipo de tumor óseo que se origina en la superficie externa del hueso, sin afectación de la médula ósea. En este tipo de lesión, la zona de crecimiento del tumor es visible en la superficie del hueso, lo que indica una región más inmadura del hueso. El osteosarcoma de superficie puede presentar dos representaciones histológicas distintas:

– Grado Bajo: Caracterizado por la ausencia casi total de mitosis atípicas y morfológicamente similar al hueso maduro. El diagnóstico suele confirmarse mediante evaluación clínica y pruebas de imagen.

– Alto Grado: Tiene características clínicas similares, pero presenta atipia y un patrón polimórfico de neoplasia inmadura.

Clínicamente, el osteosarcoma de superficie generalmente presenta una evolución lenta y tiende a ocurrir en individuos en la tercera y cuarta década de la vida. Las ubicaciones más comunes incluyen la región metafisaria posterior y distal del fémur, el cavo poplíteo, el húmero proximal y el radio distal.

Radiológicamente, esta forma de osteosarcoma se caracteriza por una lesión densa de neoformación ósea tumoral, con su base en continuidad con la corteza del hueso afectado. La superficie de la lesión puede tener una capa cartilaginosa, que representa el área más inmadura del tumor.

Uno de los principales diagnósticos diferenciales es la miositis osificante, que presenta una zona central inmadura en la lesión, mientras que la periferia está más madura y calcificada.

El tratamiento del osteosarcoma superficial de bajo grado implica generalmente la resección oncológica de la lesión, que puede ser parcial, parietal o segmentaria, seguida de reconstrucción con un injerto óseo autólogo o endoprótesis. El osteosarcoma de alto grado se trata de manera similar al osteosarcoma central, con protocolos que incluyen quimioterapia, cirugía y luego quimioterapia adyuvante.

En resumen, comprender los aspectos clínicos, diagnósticos y terapéuticos del osteosarcoma de superficie es crucial para asegurar un abordaje eficaz y personalizado para cada paciente, con el objetivo siempre de conseguir los mejores resultados clínicos y una buena calidad de vida.

Autor: Profr. Dr. Pedro Péricles Ribeiro Baptista

 Oncocirugía Ortopédica en el Instituto Oncológico Dr. Arnaldo Vieira de Carvalho

Osteocondroma

Osteocondroma

Osteocondroma

Diagnostico y tratamiento

El osteocondroma, también conocido como exostosis osteocartilaginosa, representa la lesión ósea benigna más común, aunque su incidencia puede ser incluso mayor a la reportada en la literatura debido a que muchos pacientes presentan osteocondromas asintomáticos.

Esta condición generalmente se desarrolla en la primera y segunda décadas de la vida, ubicándose en la región metafisaria de los huesos largos. Radiográficamente se caracteriza por presentar un tumor compuesto por cartílago y hueso. Una característica distintiva es que el hueso esponjoso central de la exostosis continúa con la médula del hueso afectado, mientras que la capa cortical densa del tumor continúa con el hueso cortical normal. En la superficie de la lesión hay una banda de cartílago a través de la cual se produce el crecimiento de la lesión, de ahí el nombre de “osteocondroma”, un tumor que forma cartílago y hueso.

Los osteocondromas pueden presentarse como bases sésiles (con una base agrandada) o bases pedunculadas. Pueden ser únicos o múltiples, lo que caracteriza la osteocondromatosis múltiple hereditaria.

El tratamiento estándar de los osteocondromas es la cirugía, que generalmente implica resección, especialmente cuando la lesión compromete la estética, comprime estructuras vasculares o nerviosas o limita la función. Es importante señalar que estos tumores suelen seguir creciendo mientras el paciente se encuentra en la fase de crecimiento.

Cuando un osteocondroma aumenta de tamaño después de la madurez esquelética, puede indicar bursitis postraumática o, lo que es más preocupante, malignidad a condrosarcoma, que requiere resección con márgenes oncológicos.

El riesgo de malignidad es bajo: los osteocondromas solitarios tienen una tasa de malignidad de aproximadamente el 1%, mientras que la osteocondromatosis múltiple puede llegar hasta el 10%.

En resumen, un conocimiento integral de las características, el diagnóstico y el tratamiento del osteocondroma es fundamental para garantizar un abordaje terapéutico eficaz y adecuado, buscando siempre el bienestar y la calidad de vida del paciente.

Autor: Profr. Dr. Pedro Péricles Ribeiro Baptista

 Oncocirugía Ortopédica en el Instituto Oncológico Dr. Arnaldo Vieira de Carvalho

Osteoblastoma

Osteoblastoma

Osteoblastoma

Tratamiento y diferenciación de las lesiones óseas.

El osteoblastoma es una neoplasia ósea poco común, caracterizada radiológicamente por áreas de rarefacción ósea, con focos de osificación más densos. Este tumor tiene dos formas clínicas distintas: el osteoblastoma genuino, que es más común y se localiza generalmente en el pedículo de la columna o, con menos frecuencia, en las metáfisis de los huesos largos; y el osteoblastoma agresivo, también conocido como “maligno”.

Ocurriendo principalmente en la primera y segunda décadas de la vida, el cuadro clínico del osteoblastoma está marcado por un dolor intenso, que puede provocar fracturas y déficits funcionales y neurológicos, especialmente cuando se produce en la columna, pudiendo incluso provocar escoliosis antálgica en algunos casos. .

El diagnóstico diferencial del osteoblastoma incluye otras lesiones óseas como el osteoma osteoide, el quiste óseo aneurismático y el osteosarcoma, y ​​una evaluación cuidadosa es esencial para determinar el curso terapéutico más adecuado.

El tratamiento del osteoblastoma generalmente implica la resección en bloque de la lesión, con injerto óseo cuando sea necesario. En regiones como la columna vertebral, donde la resección en bloque puede ser un desafío, se realiza un legrado juicioso. Además, se ha utilizado cada vez más el uso de adyuvantes locales, como el fenol y la electrotermia, para minimizar el riesgo de recurrencia.

En definitiva, el osteoblastoma es una patología que demanda atención especializada y un abordaje terapéutico multidisciplinar para garantizar el mejor resultado clínico y evitar futuras complicaciones. El conocimiento detallado sobre esta condición es fundamental para un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento eficaz, buscando siempre la calidad de vida y el bienestar del paciente. Comprender los matices diagnósticos y las opciones terapéuticas disponibles es fundamental para el tratamiento exitoso de esta afección. Por tanto, es fundamental que los profesionales sanitarios se mantengan actualizados sobre los últimos avances en el campo del diagnóstico y tratamiento del osteoblastoma.

Autor: Profr. Dr. Pedro Péricles Ribeiro Baptista

 Oncocirugía Ortopédica en el Instituto Oncológico Dr. Arnaldo Vieira de Carvalho

Metástases Ósseas

Metástasis óseas

Metástasis óseas

Las metástasis óseas aparecen como una de las complicaciones más comunes en los pacientes con cáncer, representando un importante problema médico. Esto se debe en parte a la capacidad del hueso para actuar como filtro para las células tumorales circulantes. Al igual que el pulmón y el hígado, el tejido esquelético tiene el potencial de albergar células metastásicas, especialmente debido a su circulación sinusoidal más lenta.

Con el avance de los métodos de diagnóstico y tratamiento del cáncer, hemos visto un aumento en la supervivencia de los pacientes. Sin embargo, esto también significa que más individuos acaban desarrollando metástasis óseas, siendo tumores como el de mama, próstata, pulmón, riñón y tiroides los principales responsables de estas diseminaciones al esqueleto.

Las manifestaciones clínicas de las metástasis óseas suelen implicar dolor y, en algunos casos, pueden provocar fracturas patológicas, comprometiendo significativamente la calidad de vida del paciente. En estas situaciones, la intervención quirúrgica ortopédica se vuelve fundamental para aliviar el dolor, restaurar la función y evitar complicaciones graves.

Los sitios más comunes para estas lesiones incluyen el fémur, el húmero, las vértebras, la pelvis, la escápula y la tibia. El abordaje terapéutico generalmente implica cirugías de resección y reconstrucción, utilizando técnicas como la osteosíntesis con cemento o implantes endoprótesis. En algunos casos, la radioterapia puede utilizarse como medida paliativa para aliviar el dolor en pacientes que no son candidatos a cirugía.

En el contexto del mieloma múltiple, uno de los tumores óseos primarios más frecuentes, el tratamiento suele consistir en quimioterapia y, en determinados casos, radioterapia. Sin embargo, cuando las lesiones óseas se vuelven importantes o presentan riesgo de fractura, el abordaje quirúrgico ortopédico sigue los mismos principios adoptados para las metástasis óseas de otros tipos de cáncer.

En resumen, el manejo de las metástasis óseas requiere un enfoque multidisciplinario, que involucre a oncólogos, cirujanos ortopédicos y oncólogos radioterapeutas, con el objetivo de aliviar el dolor, preservar la función y mejorar la calidad de vida de los pacientes afectados por esta complicación del cáncer.

Autor: Profr. Dr. Pedro Péricles Ribeiro Baptista

 Oncocirugía Ortopédica en el Instituto Oncológico Dr. Arnaldo Vieira de Carvalho

Granuloma Eosinófilo

Granuloma eosinofílico

Granuloma eosinofílico

Historia y evolución del entendimiento:

La historia del Granuloma Eosinofílico se remonta al año 1938, cuando Schaerer diagnosticó una lesión en el cráneo de un niño, inicialmente considerada como mieloma eosinofílico u osteomielitis eosinofílica. Posteriormente fue descrita como una nueva entidad clínica por Otani y Ehrlich en 1940, denominada Granuloma Solitario de Hueso. Farber y Green, en 1942, identificaron su posible relación con la enfermedad de Hand-Schuller-Christian y la enfermedad de Letter-Siwe. En 1944, Jaffe y Lichtenstein introdujeron el término Granuloma Eosinofílico de Hueso, consolidando su asociación con formas sistémicas de la enfermedad, actualmente denominada Histiocitosis de Células de Langerhans.

Introducción y epidemiología:

El granuloma eosinofílico de hueso, que es la forma más común de histiocitosis de células de Langerhans, representa entre el 60% y el 80% de los casos. A pesar de ser una lesión ósea benigna poco frecuente, se presenta principalmente en niños y adolescentes, con predominio del sexo masculino. La mayoría de los casos se presentan en personas menores de 21 años, siendo el grupo de edad más afectado el comprendido entre los cinco y los 15 años. La afectación axial del esqueleto es predominante, afectándose una variedad de huesos, como el cráneo, la pelvis, las costillas y las vértebras, siendo la columna responsable de alrededor del 10% de los casos en niños.

Manifestaciones clínicas y diagnóstico:

El síntoma más común del Granuloma Eosinofílico es el dolor localizado, muchas veces confundido con otras causas de dolor de cabeza cuando afecta al cráneo. Otras formas de histiocitosis de células de Langerhans pueden presentar síntomas sistémicos, como fiebre y diabetes insípida. El diagnóstico se realiza con base en pruebas de imagen, que revelan una lesión de rarefacción ósea con erosión cortical, además de cambios de laboratorio, como aumento de VSG y PCR.

Tratamiento y pronóstico:

El tratamiento del granuloma eosinofílico varía según la extensión de la enfermedad. En casos aislados, puede ser eficaz una actitud expectante o una biopsia percutánea seguida de una infusión intralesional de corticosteroides. La resolución espontánea es posible, especialmente en niños, debido al potencial de remodelación ósea. En casos más extensos o con lesiones múltiples puede estar indicado tratamiento sistémico con corticoides y vinblastina. El pronóstico es generalmente bueno, con una tasa de resolución favorable en el 97% de los casos de lesiones solitarias.

 

Conclusión :

El granuloma eosinofílico de hueso, como forma más común de histiocitosis de células de Langerhans, representa un desafío diagnóstico y terapéutico. Sin embargo, con un enfoque multidisciplinario y opciones terapéuticas adecuadas, la mayoría de los pacientes pueden tener un resultado favorable. Una comprensión profunda de esta entidad clínica es esencial para un tratamiento eficaz y un pronóstico optimista.

Autor: Profr. Dr. Pedro Péricles Ribeiro Baptista

 Oncocirugía Ortopédica en el Instituto Oncológico Dr. Arnaldo Vieira de Carvalho

Fraturas Patológicas em Crianças

Fracturas patológicas en niños

Fracturas patológicas en niños

La terminología frecuentemente utilizada “fractura patológica” puede dar lugar a una interpretación inadecuada, ya que no es patológica la fractura en sí, sino el hueso, el cual puede presentar diversos cambios estructurales, metabólicos, displásicos, entre otros. Por lo tanto, es más apropiado discutir las fracturas que ocurren en niños con cambios óseos preexistentes.

La amplitud de este tema requiere una delimitación de los temas a tratar. No se abordarán aquí las fracturas en niños resultantes de procesos infecciosos o trastornos metabólicos, como el raquitismo y la osteopsatirosis. Nos centraremos en las fracturas por estrés, el diagnóstico diferencial y las fracturas resultantes de lesiones óseas tumorales o pseudotumorales preexistentes.

Entre las lesiones tumorales benignas más frecuentes en la infancia que pueden derivar en fracturas destacan el osteoblastoma y el condroblastoma. El osteoblastoma, localizado en la metáfisis de huesos largos, inicialmente corticales excéntricos, es localmente agresivo, provocando microfracturas por erosión del hueso cortical. La destrucción progresiva de la corteza puede provocar fracturas completas, facilitando la diseminación local y complicando el tratamiento oncológico. El condroblastoma afecta la región epifisaria de los huesos largos en crecimiento y puede provocar artralgia y deformidad.

El tratamiento de estas lesiones benignas es quirúrgico, preferentemente realizado lo antes posible para evitar la progresión de la destrucción ósea local. La resección segmentaria es la mejor indicación para evitar recurrencias locales. Sin embargo, la localización articular del condroblastoma requiere un abordaje quirúrgico específico, seguido de adyuvantes locales y, cuando sea necesario, injerto óseo.

Las neoplasias óseas malignas más frecuentes en la infancia, como el osteosarcoma y el sarcoma de Ewing, requieren un diagnóstico precoz y un tratamiento inmediato. En los casos de fracturas al momento del diagnóstico, el control oncológico local puede requerir cirugías ablativas, como la giroplastia de Van-Ness, que altera la función articular y requiere apoyo psicológico para el paciente.

Además de las neoplasias malignas, las fracturas en los niños pueden estar asociadas con lesiones pseudotumorales, como quistes óseos simples, quistes óseos aneurismáticos, displasia fibrosa y granuloma eosinofílico. El tratamiento varía según la lesión y puede implicar resección, legrado intralesional y relleno con injerto óseo autólogo.

En resumen, las fracturas en niños asociadas a lesiones óseas tumorales o pseudotumorales preexistentes requieren un abordaje multidisciplinario y un plan de tratamiento individualizado, considerando la localización, extensión y características de la lesión, así como el estado general del paciente. El diagnóstico precoz y el tratamiento adecuado son fundamentales para prevenir complicaciones y garantizar una buena recuperación funcional.

Autor: Profr. Dr. Pedro Péricles Ribeiro Baptista

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Fratura em Osso Patológico

Fractura Ósea Patológica

Fractura Ósea Patológica

Aspectos Clínicos, Diagnóstico y Clasificación

En nuestra experiencia dedicada al estudio y tratamiento de pacientes con enfermedades óseas, nos hemos topado repetidamente con casos de fracturas que, a su vez, ocultaban condiciones patológicas subyacentes no diagnosticadas previamente. La designación simplificada de “fractura patológica” puede resultar inapropiada, ya que toda fractura es, de hecho, un proceso patológico. En este sentido, resulta más adecuado utilizar la terminología “fractura ósea patológica”, que suele asociarse a neoplasias, ya sean primarias o metastásicas.

Los procesos patológicos que pueden culminar en fracturas son variados y van desde displasias óseas hasta trastornos circulatorios, pasando por cambios degenerativos, inflamatorios, infecciosos o neoplásicos. Para un diagnóstico preciso es fundamental considerar los aspectos clínicos del paciente, el mecanismo de fractura, los resultados de los exámenes de imagen, las pruebas de laboratorio y los hallazgos anatomopatológicos.

Las fracturas óseas que enmascaran condiciones patológicas subyacentes pueden dar lugar a intervenciones ortopédicas inadecuadas, lo que destaca la importancia de un enfoque diagnóstico meticuloso.

Clasificaremos de forma didáctica, dentro de los cinco capítulos de Patología General, las diversas alteraciones óseas subyacentes:

  1. Displasias óseas: estos cambios abarcan trastornos congénitos o hereditarios que afectan la morfología ósea, lo que puede resultar en deformidades y/o fracturas. Destacamos, entre otras, la osteogénesis imperfecta, la osteopetrosis y la displasia fibrosa, cada una con sus características clínicas y radiológicas distintas.
  2. Cambios metabólicos: el equilibrio entre los procesos de formación y resorción ósea es fundamental para mantener la estructura ósea. Trastornos como la osteoporosis, la osteomalacia y el hiperparatiroidismo pueden provocar una disminución de la densidad ósea, aumentando el riesgo de fracturas.
  3. Enfermedades Degenerativas: Incluyen afecciones como la histiocitosis de células de Langerhans y la lipidosis, que pueden comprometer la estructura e integridad de los huesos, predisponiendo a la aparición de fracturas.
  4. Trastornos circulatorios: la enfermedad de Paget es un ejemplo significativo, caracterizada por una remodelación ósea anormal debido a trastornos circulatorios intraóseos, que pueden resultar en fracturas espontáneas o debido a un traumatismo leve.
  5. Discrasias sanguíneas: en casos raros, los trastornos sanguíneos como la leucemia o la anemia hemolítica pueden provocar infartos óseos extensos, aumentando el riesgo de fracturas en huesos patológicos.

En resumen, comprender la relación entre las fracturas y las condiciones patológicas subyacentes es crucial para garantizar un enfoque terapéutico adecuado y minimizar las complicaciones. Un diagnóstico preciso y una clasificación adecuada de las afecciones subyacentes son fundamentales para guiar el tratamiento y mejorar los resultados clínicos de los pacientes.

Autor: Profr. Dr. Pedro Péricles Ribeiro Baptista

 Oncocirugía Ortopédica en el Instituto Oncológico Dr. Arnaldo Vieira de Carvalho

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